Lula de Water Journey
Entrevista a Lula Gil, fundadora de Water Journey. Un viaje hacia la sustentabilidad que mezcla su pasión por los deportes acuáticos, la arquitectura y la vida en la ciudad.
Tras la búsqueda de su propósito, encontró en la sustentabilidad la unión entre su trabajo como arquitecta, su amor por el deporte y el cuidado de nuestro planeta. Intenta desde Water Journey inspirar a cuidar la tierra estando en la ciudad.
WJ: Me empecé a interesar en la sustentabilidad a partir de un viaje que hice a Hawaii en el año 2015 en donde viví un estilo de vida mucho más cercano a la tierra. Cuando volví a Bs As empecé a cuestionar mis hábitos. Busqué una vida más en sintonía con el océano y empece a ir al Rio de la Plata a hacer SUP. De alguna forma, en mi interior comencé a unir al Rio con el Océano. Una vez que conecté con el agua, me di cuenta de todos los hábitos que quería cambiar en mi vida para acercarme a la naturaleza y a mí misma.
WJ: Fue el deporte, cuanto más me conectaba al deporte, más me conectaba a la naturaleza. El rio, se convirtió en mi lugar de sanación, mi lugar de meditación; en el lugar donde todos los problemas se resolvían. Nació de mis ganas de cuidar ese lugar. Es como decir “hay que cuidarlo como si fuese mi entorno“, o «yo cuido mi hogar”.
WJ: Los primeros dos años lo único que cambie fue la botella reutilizable. Me acuerdo hasta cómo era la botella. Una botella de inoxidable, del color que hoy tiene el logo de Water Journey. Un verdoso azulado, me acompañaba a todos lados y estaba toda rayada, abollada. Me acuerdo perfecto el día que la compré en Australia, pero no puedo recordar el día que la perdí. Hubo mucha historia entre esa botella y yo. Me enseño muchísimo ese primer objeto y un día cualquiera se fue jaja.
WJ: Creo que todo empieza y termina con el consumidor. Cuando uno empieza con esto, solo puede adoptar el hábito y buscar la solución. Una vez que indagas un poco mas profundo, te das cuenta que depende mucho más de las compañías que de las personas y de la falta de comunicación entre ambas. Hoy, la comunicación es unilateral, habla la empresa y el cliente compra. El consumidor no tiene idea que está comprando algo que le hace mal al océano. La corporación sí lo sabe. El público, lo sigue comprando y la empresa lee que sigue habiendo demanda porque nadie entendió el problema todavía. Demanda inconsciente, oferta inconsciente. El consumidor con el acto de consumo tiene un voto, si el consumidor sigue comprando un pote de queso crema envasado en plástico, esa marca va a seguir produciendo esos envases. Pero a la vez, es muy difícil que hoy en día el consumismo diga «no te compro el queso untable porque me lo estas dando en plástico», pero de a poquito, creo que si el consumidor lo va pidiendo, las empresas pueden empezar a cambiar. De a poco, hay que basar los cambios de hábitos en la realidad al alcance de uno, no en una moda que se la lleva el viento. Empezar por tener tu propia botella es un bien puntapié. Estos cambios son personales y de comunidad, llevan tiempo y lo más lindo es transitarlo con calma, sabiendo que el fin es vivir en sintonía. Vivimos tantos años fuera de esa órbita, no podemos pretender cambios inmediatos. La tercera pata de este triángulo es el gobierno, pero eso es para otra charla.
WJ: Las obras que construimos están implantadas en nuestra casa matriz que es la tierra, entonces al construir estoy cada día mas pendiente de hacerlo optimizando los recursos naturales e intentando reducir prácticas que sean perjudiciales para el medio ambiente. La naturaleza nos provee todo lo que necesitamos y la industria de la construcción durante las ultimas décadas prefirió fabricar artificialmente estos recursos. Hoy hay una tendencia a volver a nutrirnos de esas energías. Personalmente estoy más interesada en el: cómo construir? que en el: cuánto construir?. Mi deseo era construir muchos metros y hacer obras hermosas que me llenen de orgullo, hoy prefiero ir más despacio y pensar con consciencia en que proyecto me quiero involucrar y deseo poder hacerlo en aquellos en donde pueda incluir practicas que ponderen lo natural. Mi camino en la arquitectura es largo y me queda mucho por recorrer, por eso la palabra Journey atraviesa mi vida entera y me ayuda a disfrutar cada paso con calma.
WJ: Un deseo, sentí que nació desde adentro, desde mi intuición. Necesitaba un lugar dónde poder volcar todo lo que estaba aprendiendo, Instagram me permitió hacerlo creativamente. Me reconozco una persona muy creativa y cuando no la puedo canalizar bien, me hace muy mal. Abrir la cuenta fue una forma muy terapéutica de ordenar las cosas que parecían no tener conexión entre sí. Lo llame Water Journey. «Journey» significa camino, el camino del agua. Al final mi desorden interior terminó teniendo mucho sentido en el exterior, hoy veo los frutos de ese proceso y me da piel de gallina. Me reconozco en lo que fue esa transición. Water Journey es mi camino en la sustentabilidad y mi camino como mujer. Aprendí que cuando uno hace las cosas desde lo real, es muy bueno el feedback y eso se va retro alimentando. Aprendí a animarme a confiar en ese deseo tan personal.
WJ: Esto fue algo que nació medio intuitivo, y fui probando un poco. Hoy en día estoy con muchas ganas de enfocarme más para el lado del arte. Tuve muy buena repercusión con los collage que estoy haciendo con piezas de plástico que encuentro en el río. A la vez estoy poniendo mucha energía en el armando mi pagina web. Quisiera hacer una muestra, hacer algo con todo el arte que estoy creando. Ese es mi próximo paso.
_
Conocé más de Lula en @water.journey
